Resumen:
El crack (1981), El crack dos (1983) y El crack cero (2019) de José Luis Garci conforman una trilogía que adapta el género del cine negro estadounidense a la realidad del Madrid de la Transición, abarcando desde los meses previos a la muerte de Francisco Franco hasta 1982. Este artículo analiza la que consideramos principal clave expresiva de los tres títulos: la continuidad y complementariedad expresiva entre Germán Areta, el detective protagonista, y la imagen de Madrid. Detectamos dos patrones estéticos sostenidos a lo largo de la trilogía: los planos de paisajes urbanos presentados en continuidad interna con la mirada de Areta, y las sucesiones no narrativas de planos de la ciudad en los que no media la presencia del protagonista. Ambos recursos nos permiten desplegar un análisis textual de las películas para ilustrar cómo se construye esa continuidad ciudad-personaje, propia del cine negro clásico pero mucho más radical en manos de Garci.