Resumen:
La dimensión social de la empresa aparece como una realidad ineludible. Su presencia en la esfera pública le enfrenta a un entorno complejo en el que los directivos precisan de coordenadas que les ayuden a orientar sus decisiones. Personas y entidades --clientes, empleados, autoridades o sociedad civil- esperan y reclaman una gestión que atienda no sólo a las rentabilidades financieras, sino a la generación de valor social. La estela de responsabilidades parece más amplia y, conforme sucede, los responsables de gobernar en la complejidad deben saber responder ante distintas expectativas públicas, a veces contradictorias. La capacidad comunicativa, desde la empresa, para gestionar relaciones con diversos públicos ayuda a promover el entendimiento y afianzar la necesaria credibilidad en el entorno social