publicaciones_resenas_y_recensiones_estampas

Ricardo Fernández Gracia

Printmaking, Counter-Reformation and Teresian Carmel. The collection of engravings of the Discalced Carmelite nuns of Pamplona and Leonor de la Misericordia
(Ayanz and Beaumont).

Pamplona, Sedena, 2004, 292 pp. ISBN: 84-95746-93-X

Printmaking, Counter-Reformation and Teresian Carmel. The collection of engravings of the Discalced Carmelites of Pamplona and Leonor de la Misericordia (Ayanz and Beaumont).

In GOYA Magazine No. 305 (2005), p. 128.

The book we are commenting on is not an ordinary book, one of the many that are published every day. In this case, container and content come together to form a bibliographic jewel. The beauty and quality of the edition -which includes an extensive study by the Navarre professor Ricardo Fernández Gracia and a facsimile of part of the collection of engravings analyzed- bring us closer to a bibliophile edition than to a work of research. If we add to this the interest of the content and the high iconographic and artistic value of some of the engravings reproduced, we find ourselves before a unique work, of pleasant enquiry , a book, in summary, that anyone, scholar or not, would like to add to their particular Library Services .

The topic revolves around a collection of prints in the Carmelite convent of Pamplona, which suggests a whole concept of divine worship and the saints, with each of its elements selected for their interest in relation to the rest. The prints of Roman, Flemish and French origin, consist of two series, an illustrated manuscript and a miscellany, all gathered by a nun belonging to a noble family in a set that has reached our days. Fernández Gracia draws conclusions from her study, as it reflects the spirit, not only of the owner, but the very atmosphere of the convent more than three hundred years ago.

Counter-Reformation piety, opposed to the anti-iconic parameters of early Protestantism, had in the plastic arts one of its main signs of identity. Devotion, state of the soul, mystical thoughts, dogma, everything could be explained by means of the corresponding image, as long as it followed the canons of the established orthodoxy. As the author himself points out, Catholics filled the public and private spheres with images and representations, thus opposing the vibrant testimony of their religious identity to the empty spaces of Luther's followers.

This status led to a B development of sacred iconography and a strict selection of permitted themes, according to the Tridentine rules and regulations of 1563, whose basic characteristics the author explains, recalling their importance for painting and sculpture, while evoking the main series of prints, the most effective method of dissemination, due to their price and possibility of reproduction.

To what do these images respond? Fernández Gracia situates the partial answer to this question in the Carmelite environment, analyzing the different attitudes of Saint Teresa and Saint John of the Cross, without forgetting the diffusion of the Teresian image itself, the role of Rome as propagator of Catholic orthodoxy and the importance of Jesuit thought.

The panorama of the religious prints of quality in the Europe of the second half of the XVI century and beginnings of the XVII, the relations of the religious among themselves, with their relatives and other convents, the routes of diffusion of the prints, their appreciation and understanding, besides many other aspects, are revealed in this well documented study, excellently structured and easy to read, that we consider indispensable for the knowledge of the iconographic sources of the devotion in the Spain of the moment.

It is accompanied by a careful catalog of the prints reproduced, with biographies of artists, engravers and publishers, and a facsimile of one of the series, the volume of "varia", in a beautiful miscellany.

Letizia Arbeteta Mira


 

En la Revista MONTE CARMELO (2005), págs. 557-560

El presente libro contiene un auténtico monumento de la historia del Carmelo Teresiano: la colección de grabados de fines del siglo XVI y principios del XVII, reunidos por una discípula de la Santa, la navarra Leonor de la Misericordia (Ayanz y Beaumont: 1551-1620), y conservada hasta hoy en el archivo del convento de San José de Pamplona.

El autor del libro, don Ricardo Fernández Gracia, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Navarra, es conocido en el contexto teresiano por sus monografías de Juan de Jesús María (el Calagurritano) y de Juan de Palafox, y sobre todo por haber aportado a la historia de nuestros orígenes un dato nuevo e importante: el proyecto de fundación de un convento de descalzos teresianos en Calahorra, cuando únicamente existía la fundación de Duruelo.
En el presente libro comienza estudiando el reflorecimiento de las imágenes sagradas a raíz del Concilio de Trento, como reacción a la doctrina protestante. Dentro de esa reacción católica se puntualiza la actitud y doctrina de Santa Teresa, seguida de cerca por San Juan de la Cruz, por Gracián, etc. y especialmente por los y las carmelitas de Flandes, Francia e Italia se ponen en contacto con los grabadores europeos y su producción iconográfica. Seguido todo ello de un gran flujo de estampas y grabados que cruzan los Pirineos y llegan por conductos varios a los Carmelos de España.

En ese clima cultural y devoto emerge la egregia figura de Leonor de la Misericordia (1551-1620), que como es sabido, poseía cultura y sensibilidad artística excepcionales. Leonor mantiene contactos frecuentes con Roma, gracias a su amistad con Domingo de Jesús María (Ruzola), e igualmente con Flandes y Centro-Europa merced a sus relaciones con los fundadores de los Carmelos Teresianos Europa adentro.
Fruto de esa sensibilidad cultural y religiosa de Leonor son las cuatro colecciones de grabados reunidas por ella, dos de las cuales se contienen en sendos libros famosos: la Historia Evangélica del jesuita Jerónimo Nadal (Evangelicae Historiae Imagines ex ordine Evangeliorum… digestae. Antuerpiae, 1593, con 153 estampas) y un ejemplar de la edición príncipe de la famosa Vita B. Virginia Teresiae a Iesu..., Antuerpiae, 1613, por A. Collaert y Cornelio Galle; con 25 grabados), tan copiosamente difundida en España gracias a la correspondencia de las dos Anas y del P. Gracián.

Las otras dos son colecciones de grabados, en gran parte sueltos. En estampas de formato cuartilla (o algo más). Son las dos series que el presente libro reproduce en facsímil y que merecen el honor de una breve presentación. La serie 3ª, con el título de “Varia”. Y la 4ª, a propósito de la biografía de Catalina de Cristo.

Ante todo, la colección que el autor titula “Varia”, que originariamente constaba de 125 grabados y que contiene una serie continua, más una especie de apéndice aparte. La serie continua consta actualmente de 98 grabados (perdidos los restantes) que documentan bien el gusto estético de la coleccionista y que a la vez cubren la escala devocional de la carmelita pamplonesa. Son, en primer lugar, estampas de la historia de Jesús desde su infancia hasta su vida gloriosa; luego, imágenes de la Virgen, entre las que no faltan grupos de neto gusto teresiano como la Virgen Niña aleccionada por santa Ana, o la Virgen con san José y Jesús niño, o las preciosas escenas de la huida a Egipto en que se hace una apoteosis idílica del grupo; son también singulares en esta serie, la imagen de la Virgen de Montserrat y de la de Guadalupe (ninguna de la Virgen del Carmen). Sigue a continuación otra serie de ángeles y santos: los apóstoles, los mártires, los fundadores de órdenes religiosas, y entre ellos dos espléndidos grabados de san Ignacio de Loyola (“Beatus Ignatius, fundator Societatis Iesu”), y el otro de san Francisco Javier (datado en 1600), ambos orlados de una serie de viñetas. Y al final de la serie, san Pedro y el Papa Clemente VIII. Quizás lo más típico es el grupo final dedicado a “las santas”: imágenes espléndidas, a partir de las mujeres evangélicas, la Magdalena, santa Marta, la Verónica…, entre las que figura (n. 83) el retrato de la “Beata virgo Teresa de Jhs” (Roma 1603).

Sigue todavía una pequeña colección que ilustra la vida de san Apolinar: “Beati Apollinaris Martyris, primi Ravennatensis episcopi gestae…”: en total 13 estampas, más una espléndida portada.

La serie cuarta es ya monográfica. Como es sabido, Leonor había tenido vinculación especial con otra insigne discípula de la Santa, la venerable Catalina de Cristo, de la que llegó a escribir una biografía, actualemente publicada en el volumen 28 de la Biblioteca Mística Carmelitana. Pues bien, Leonor se propuso ilustrar esa biografía, aún manuscrita, con una serie de grabados que irían intercalados en el relato. Fueron 15 hermosos grabados, entre los cuales figura el retrato de la biografiada, realizado en Roma el año 1603, el mismo año, con la misma técnica y el mismo autor que el grabado 83, que contiene en retrato de la Santa. Ambos debidos al célebre Francisco de Soto, fundador del primer Carmelo teresiano en Roma. El de la Santa inspirado en el retrato hecho por fray Juan de la Miseria o quizás, más de cerca en el grabado publicado por Ribera en su biografía teresiana.

Merecen ser destacados en ambas series los grabados que más directamente se relacionan con la espiritualidad teresiana. Obviamente, los más relevantes son los referidos a la Humanidad de Cristo. Notemos que falta en esa serie la escena de Jesús con la Samaritana que con toda probabilidad sería uno de los grabados sustraídos a la colección original. Son interesantes las tres estampas de Jesús niño, especialmente la tercera, que repite el tema de la que llevó la Santa en su breviario, aun hoy conservada en el relicario de Yepes, en Tarazona, cuyo tema es “Jesús niño alojado en lo interior de un corazón humano”, con el lema “Ego dormio et cor meum vigilat” (p. 357).

En la reproducción facsimilar de las estampas, se ha seguido una técnica exquisita, de alta fidelidad, que da la sensación de tener entre manos el original mismo con su pátina de cuatro siglos.

De todos los grabados, de una y otra serie se nos ofrece una ficha con los datos respectivos, pp. 121-141 y pp. 343-347. Se nos ofrece asimismo otra serie de fichas con los datos biográficos de los artistas a quienes se debe cada una de las estampas.

Todo ello configura magistralmente el dato histórico fundamental: la fusión de lo devocional, lo artístico y lo centroeuropeo por obra de una carmelita teresiana, como es esta noble navarra, presente en el epistolario teresiano con varias cartas de la Santa, entre ellas la que escribió ésta desde el Carmelo de Burgos el último año de su vida, poco antes de emprender su postrer viaje (cta 444).

En su conjunto, la obra es un trabajo perfecto, sea por su aportación al mundillo devocional del primitivo Carmelo teresiano, sea por su contenido artístico en un sector poco evaluado en la historia del arte prebarroco, sea desde el punto de vista histórico eclesial en el momento postridentino.

Tomás Álvarez