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Back to “Para los científicos es fácil tener fe porque la relación con Dios se mueve en un ámbito de certeza, no de hipótesis corregibles como en la ciencia”

"For scientists it is easy to have faith because the relationship with God moves in a realm of certainty, not of correctable hypotheses as in science."

- The Argentine philosopher Gabriel Zanotti gave a session on Popper and Aquinas, organized by the group of research "Science, Reason and Faith".

02/12/10 09:41
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The philosopher Gabriel Zanotti, during the seminar organized by the CRYF. PHOTO: Manuel Castells

The Argentine philosopher Gabriel Zanotti gave a seminar at the University of Navarra under the degree scroll "Popper and Aquino: Conflict or friendship? What I learned from Professor Artigas". In the lecture, organized by the group of research "Science, Reason and Faith", the specialist addressed his meeting with the work of Mariano Artigas, deceased professor of the School Ecclesiastic of Philosophy of the campus, on the ethics of Karl Popper.

Gabriel Zanotti es miembro del departamento de Investigaciones de la Fundación Hayek y director académico del Instituto Acton Argentina. Asimismo, es profesor titular de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral y profesor de Filosofía de las Ciencias y de Metafísica en la UNSTA

¿Qué tienen en común dos autores aparentemente tan alejados como Santo Tomás de Aquino y Popper?
Se podría decir que, aparentemente, no comparten nada: sus preocupaciones y horizontes eran diferentes. No obstante, no hay que preguntarse por su metafísica, pues habitualmente la de los autores postkantianos de los siglos XIX y XX no es compatible con la de Santo Tomás. Lo que sí comparten es el enfoque en otras cuestiones. A modo de ejemplo, cómo orienta Karl Popper la ciencia -a través de conjeturas que son de algún modo falsables por los estudios empíricos- es compatible con la teoría del conocimiento de Santo Tomás. Para él, el conocimiento de las esencias de los cuerpos físicos no es absoluto sino limitado: llega a la naturaleza de los cuerpos en lo que podríamos llamar la vida cotidiana. Es un conocimiento de la naturaleza que alcanza para la praxis cotidiana.

¿Cómo es ese conocimiento?
La pregunta de qué distingue el vidrio de la madera o del metal puede ser contestada desde la experiencia sensible común por una leve captación intelectual de la diferencia de una cosa con respecto a otra. Pero cuando los interrogantes exceden en su problematicidad el ámbito de lo que la inteligencia humana  puede decir con respecto a la vida cotidiana, ahí entra la creatividad de la inteligencia humana para forjar hipótesis acerca de cómo será en el fondo esa naturaleza que nos permita responder a ciertos problemas. La cosmología occidental, por ejemplo, surgió a partir de la pregunta de qué eran el cosmos y las estrellas. En la vida cotidiana no se podía responder más allá de la praxis suficiente como para decir que el sol sale por un lado, se pone por el otro y tiene un movimiento regular. El conocimiento cotidiano es muy limitado y, además, está entremezclado con los mitos. Por tanto, lo que hoy llamamos respuestas científicas han nacido de una capacidad de forjar conjeturas -como diría Karl Popper- que va más allá de lo que aquél nos puede dar, pero que es compatible con esa capacidad creativa del ser humano que tiene para compensar su desconocimiento sobre la naturaleza. Más aún, cuando todo esto no fue revelado por Dios. Popper y Santo Tomás serían compatibles en ese sentido. Ahí tienen cabida los estudios de Mariano Artigas sobre la ética en Popper. Para él, el autor no es un relativista absoluto, como algunos han interpretado: estaba convencido de la certeza en muchos ámbitos del pensamiento, no era relativista con respecto a la verdad, se mostraba dispuesto  al diálogo…

¿Qué le ha aportado la lectura de las obras de Mariano Artigas en este campo?
Me ha hecho ver un carácter unitario de la obra de Popper que nunca había percibido. Sin adherirse a todas sus posiciones, Mariano Artigas vio una unidad en él: la de la actitud racional, como sinónimo de estar abierto a la crítica y al diálogo. Esto unifica el pensamiento de Popper, tanto en su ética como en su filosofía política, como en su filosofía de la ciencia. Su ética consiste, fundamentalmente, en respetar el derecho que el otro tiene a la crítica y a la pregunta; su filosofía política es vivir en una sociedad pluralista, no por indiferencia ni por imposición de la verdad por la fuerza, sino por respeto al otro; y su filosofía de la ciencia indica que, si estamos abiertos a una actitud racional y crítica, la ciencia también debe estarlo si quiere progresar. No hay que dar esto por sentado, pues a veces los científicos se aferran al paradigma en el que están formados y no admiten diálogo o crítica.

Según Popper "el método de la ciencia es el método de conjeturas audaces e ingeniosas seguidas por intentos rigurosos de refutarlas". ¿Cuál era su postura con respecto al método científico?
El método científico antes de Popper estuvo muy influido por la importancia de la justificación rigurosa de las hipótesis por medio del testeo empírico, que prácticamente deja de lado cualquier duda. Pero en Popper, hay un énfasis en el contexto del descubrimiento: lo relevante es tomar conciencia de que el ser humano constantemente está conjeturando y creando hipótesis sobre el mundo físico. Después propone realizar experimentos para ver si las hipótesis son falsadas o no, pero considera que éstos nunca son definitivos porque la falsación no puede ser absoluta: la conjetura siempre sigue abierta a correcciones ulteriores.

¿Qué consecuencias tiene esto para la ciencia moderna?
Popper bajó a la Física y la Cosmología de un pedestal de infalibilidad y las colocó en el humilde ámbito de opiniones humanas que pueden estar erradas. Toma el sentido ‘doxa' de los griegos como conocimiento limitado: dado que es así, debemos opinar metódicamente y someter la ‘doxa' a la crítica a través de las conjeturas y las refutaciones. La crítica es la protección que los seres humanos tenemos contra nosotros mismos: constituye la garantía para que la ‘doxa' no se convierta paradójicamente en un dogma humano falible.  Fuera del ámbito de la revelación divina, donde por medio de la fe se nos garantiza la certeza, lo que tenemos para protegernos de nuestra falibilidad es la crítica, que también es falible. Es lo que nos queda para progresar en el conocimiento. Resulta muy difícil digerir estar reubicación de las ciencias exactas en un contexto cultural donde aquéllas siguen siendo el piso infalible por el que pisamos. En ese sentido, es muy fácil tener fe siendo científico. Éste sabe que en el ámbito de la ciencia las hipótesis son corregibles mientras que su fe, su relación con Dios, consigo mismo y con el prójimo están en un ámbito de mayor certeza porque están sanamente custodiadas por la revelación. Por eso no deben confundirse los dos ámbitos.

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